En la operación de compra-venta de una vivienda intervienen dos partes, quien vende su piso y quién decide comprárselo, y ambas deberán hacerse cargo de una serie de gastos e impuestos inevitables.Si bien es más común leer artículos de aquellos gastos que llevan aparejados la compra de una vivienda, en este caso queremos descubrir aquellos que suelen quedar más en segundo plano como son los del vendedor.
Vendiendo nuestro piso: Gastos inherentes a la venta
Partiendo de una definición estricta podríamos decir que a grandes rasgos los principales gastos de los que nos tendremos que hacer cargo a la hora de vender una vivienda son: el pago de la plusvalía a hacienda o IRPF, el impuesto o plusvalía municipal y los gastos derivados de la intervención del notario.
- Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF); la venta de un piso supone una ganancia patrimonial que debe tributar en la declaración de la renta y que será declarado en la base imponible del ahorro del IRPF. Este importe se calculará como la diferencia entre el valor al que se vende el piso y el valor al que fue comprado. El mercado inmobiliario es cambiante por lo que este último valor habrá que actualizarlo mediante un coeficiente. Si vende su piso por menos dinero del que lo compró se considera como una pérdida patrimonial que no debe tributar.
- Impuesto de plusvalía municipal. Este impuesto grava el incremento de valor que experimenta el suelo durante el tiempo que la persona ha sido propietaria del piso y es liquidado cuando se transmite la propiedad.
- Gastos derivado de las intervención del notario; En numerosas ocasiona cuando el vendedor se dispone a vender su piso aún está pagando la hipoteca por lo que se presenta dos opciones: o bien se cancela anticipadamente el préstamo o bien subrogar la hipoteca. Ambas opciones conllevan una serie de comisiones que pueden superar el 0,5% del capital de la hipoteca.
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