Muchas familias comparten su hogar con mascotas. Es una realidad muy extendida en España. Y son muchas las ventajas de tenerlos: hacen compañía, estimulan a los niños, fomentan la responsabilidad y promueven la diversión. Pero también es cierto que a muchos propietarios de viviendas en alquiler no les gusta que sus inquilinos tengan animales en la propiedad. De hecho, muchos de ellos indican en los anuncios que están prohibidos. Seguro que usted, como arrendador, se ha planteado las siguientes preguntas: ¿tengo derecho a no permitir animales? ¿puedo echar al inquilino por tenerlos en la vivienda?
Para responder a estas cuestiones, lo primero que hay que hacer es consultar lo que dice la ley. Por tanto, debemos dirigirnos a la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU). Esta ley no hace mención expresa a la posibilidad de tenencia de animales, pero permite que ambas partes se pongan de acuerdo sobre el tema. En el artículo 4.2 se deja claro que “los arrendamientos de vivienda se regirán por los pactos, cláusulas y condiciones determinados por la voluntad de las partes”. A efectos prácticos, esto significa que el arrendatario tiene facultad para prohibir la tenencia de mascotas. Pero también quiere decir que, si no se hace mención expresa en el contrato a dicho veto, el inquilino podrá convivir con animales en la propiedad.
La ley
Por tanto, si ambas partes han acordado y firmado que la convivencia con mascotas está prohibida, pero el inquilino ha hecho caso omiso al pacto, el arrendador puede hacer valer sus derechos, e incluso solicitar el abandono de la propiedad. Así lo indica el artículo 27.1 de la LAU: “el incumplimiento por cualquiera de las partes de las obligaciones resultantes del contrato dará derecho a la parte que hubiere cumplido las suyas a exigir el cumplimiento de la obligación o a promover la resolución del contrato”.
¿Realmente conviene no permitirlos?
Ha quedado claro lo que dice la ley, pero aún no hemos respondido a si es conveniente o no para usted permitir mascotas en la propiedad. La sabiduría popular apunta a que los animales solo traen consigo problemas con los vecinos y desperfectos en la vivienda. Y es cierto que frecuentemente son demasiados los inconvenientes. Pero también es verdad que en muchos casos aporta múltiples ventajas.
No todas las personas con animales son malos inquilinos. Una gran parte de ellos son muy responsables y tienen muy bien educadas a sus mascotas. Algunos ni siquiera tienen perros o gatos, sino otros animales que no suelen ser problemáticos. Si no cierra las puertas a estos inquilinos, tendrá acceso a un grupo de personas que están deseosas de que un propietario les dé una oportunidad. Suele resultarles difícil encontrar una vivienda en alquiler donde se admitan animales. El mercado para ellos se reduce considerablemente, por lo que son más propensos a aceptar las ofertas que se les hace. Y si están a gusto, suelen ser inquilinos que se quedan por mucho tiempo. No se quieren arriesgar a tener conflictos con otro arrendador.
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